Por: Manuel Encarnación Sifuentes Reyes
Maestro de Educación primaria de gran experiencia-Nació en Cabana
Esta
significativa fecha de la Adoración de los Santos Reyes Magos, desde hace
muchos años, en nuestra querida tierra de Cabana, era recordada y aún se
recuerda, con gran alegría.
Antes de referir la manera cómo se
celebraba o celebra tal fecha, conviene recordar los principales “nacimientos”
de aquellas lejanas épocas.
En el Barrio de Huayumaca, de los
“orates”, sobresalían los de don Demetrio Utrilla, Natividad Guzmán y Efigenia
G. Vda. De Vásquez; en el de Trujillo, “Barrio Viejo”, los de doña Jerónima
Purificación, Juana Cauracurí y el siempre recordado maestro, Cirilo
Vásquez. En el Barrio de San Gerónimo,
“Shushunas”, sobresalían los de doña Claudicia Sifuentes y Berta Novoa; y en
el de Pacchamaca, “Barrio de los Catarapes”, los de doña Adelina Matienzo y
posteriormente de doña Margarita Brún, que alcanzó gran renombre.
Cada uno de los “nacimientos” eran confeccionados con gran prolijidad, tratando de representar el Portal de Belén,
con pequeñas colinas, cubiertas de musgos, líquenes, achupallas, sháyapes,
flores, por donde se veía el desfile de diminutos pastorcillos, con sus blancos
y graciosos ganados con dirección al centro del mismo donde se encontraba el
divino Rendetor, desnudo, tiritando y luciendo sus diminutos piececitos, en
actitud de pataleo. A su lado, la
bondadosa Madre, la Virgen María y San José, su padre putativo, brindándole el
calor de su corazón; y no muy lejano, la Vaca y el Asno, que también brindaban
su aliento al Niño Divino. Por una
estrecha senda se observa a los Santos Reyes Magos: Gaspar, Melchor y Baltasar, montados en
hermosos camellos. Completa el
“nacimiento” una radiante estrella que guió el derrotero de los Reyes Magos.
La festividad de esta fecha corre a
cargo de los “padrinos”, hombres y mujeres que, con la respectiva antelación,
formulan invitaciones, contratan la orquesta; preparan suculentas viandas,
bocaditos diversos; licores, recolectan flores velas y el consabido café o
chocolate, que a la hora de servirse han de ir acompañados de cendas tajadas de
bizcochos o sandwichis.
Llegada la fecha del 6 de Enero, se
concentran los padrinos, familiares, invitados y demás relacionados en la casa
donde se va a celebrar la Adoración o Bajada de Reyes.
Se inicia la fiesta con el rezo del
Santo Rosario a cargo de personas entendidas en estos menesteres, alternando
las oraciones con cánticos alusivos al acto, hoy muy en boga los
villancicos. A poco hacen su aparición
los Pastores, con indumentaria especial.
Las jóvenes lucen vistosos anacos, adornados de lentejuelas, al mismo
tiempo que hermosos collares adornan el cuello y portan en la cabeza una corona
con copos de lana blanca o algodón, simulando copos de nieve. “Los Viejos”, con su vestimenta negra y sus
pronunciadas jorobas, danzan apoyados en báculos y exclamando las conocidas
frases: cosha...cosha buena.
Conforman el festejo también el Angel Gabriel
de la Anunciación, completado por el espíritu del mal: el diablo, que siempre
mete la cola en nuestra vida. Todos
danzan al son de los cánticos acompañados de flautas y tambores. Los Reyes Magos en forma solemne, presidiendo
el festejo, se postran ante el Divino Niño Dios,; Gaspar ofrece incienso, en
señal de reconocimiento como verdadero Rey; y Baltasar, un poco de mirra,
simbolizando los sufrimientos que habría de padecer el Redentor. Enseguida adoran cada uno de los pastores,
ofreciendo sus presentes consistentes en tiernos corderitos, guanacos y palomas
de pan, bizcochuelos y otros. Luego lo
hacen los “padrinos” depositando su ofrenda consistente en dinero; en igual
forma los invitados y demás relacionados.
Se escucha el incesante canto del coro:
¡Viva! ¡Viva!
Jesús mi amor
¡Viva! ¡Viva!
mi Salvador.
Oh, precioso hermanito,
ejemplar de candor;
eres más tierno y
hermoso que el más
bello arrebol.
A continuación viene la elección de los
nuevos padrinos que, unas veces en forma voluntaria y en otros, presionados por
la circunstancias. No faltan algunos
asistentes que durante el acto de la
adoración y elección de los nuevos padrinos, optan por el ausentismo, como
ocurre en algunas instituciones. Pero, a
la hora de servirse el café o chocolate e iniciarse el baile, asoman en forma
furtiva, cual zorrito acecha a las gallinas y se reincorporan a la fiesta.
Se coloca al Divino Niño en su lecho de
pajas, se sirve el café y se inicia el baile general que, por lo general
culmina en horas de la madrugada.
Así se celebraba y celebra la
tradicional Fiesta de la Adoración de los Santos Reyes Magos. En Cabana y la mayoría de pueblos de nuestra
serranía.
Todos retornan a sus hogares, con la
satisfacción de haber renovado su fe ante el Divino Infante; acrecentado los
lazos de amistad con sus familiares y amigos; y haber dado un tono de alegría a
su espíritu en este peregrinaje de la
vida, salpicado mayormente de preocupaciones e incomodidades, mientras que unos
pocos disfrutan de permanente comodidad, quién sabe a expensas del sufrido
pueblo.